Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

sábado, 11 de agosto de 2012

Flores que miran al mar


He ido recogiendo las flores que miran al mar; casi siempre en las dunas, cuando no han sido destruidas por carreteras y edificios, que a su vez lentamente van destruyendo todo, incluso las playas, que son los centros de la codicia, pero que necesitan de las dunas y de su entorno para mantenerse como arenales y playas.


En el sitio en donde me refugio durante largas temporadas existen todavía playas semivírgenes en donde es fácil recorrer las dunas y fijarse en su explosión floral cuando llega el verano, y particularmente en las colonias que se suceden desde mayo a setiembre hasta que empieza la zona de zarzas y brezales.

claveles marinos
Por un lado son difíciles de discernir, de individualizar, aun con el Font Quer en ristre  (tanto el Diccionario como en su obra mayor), al que habría que dar color (no sé si existe una edición con los dibujos coloreados, yo no la he encontrado). Por otro lado, sin embargo, a poco que uno se familiarice se da cuenta de que las familias de flores silvestres son primas hermanas de las más conocidas o cultivadas, de modo que es fácil hablar en términos silvestres de lirios, juncos claveles, campanillas, rosas, linos.... que es lo que mejor se aprecia en las ilustraciones que acompañan, entre las que me gustaría comentar la curiosa avanzadilla de esas colonias de claveles silvestres marinos, que dan unos pasos en los arenales de las playas: contraste bien peculiar de flor que mira el sol, tiene los pies de arena y huele a mar.

Tiene la entrada una coda (en la siguiente entrada, para que quepa) con la planta llamada Stevia, desconocida por ejemplo en los repertorios actuales, pero que ha dado nombre a varios productos edulcorantes (como el de la foto, francés), con un ligero sabor anisado al fondo. También la he visto en publicidad de artículos de lujo. Me he encontrado la planta en un conocido vivero madrileño (¨Los peñotes”) y, naturalmente, la he adquirido –era muy barata– y voy a plantarla. Espero que no sea invasora. Por lo pronto no está en el repertorio de Font Quer (hay un “esteve” portugués en la referencia a las jaras, podría ser) y no hay ni asomo floral. La Steve no mirará al mar, me temo.




4 comentarios:

  1. La stevia es americana y ahora se ha puesto de moda entre los pseudoecologistas capitalinos de cualquier capital y entre los que quieren adelgazar. Tiene controversia el asunto, unos ven un competidor amenazador para el azúcar por sus buenas propiedades, otros ya le atribuyen ciertas maldades. Modas, ya nos enteraremos más tarde.
    La segunda y cuarta foto son preciosas.

    ResponderEliminar
  2. Estoy un poco a salto de mata, anónimo, por eso no pude añadir cartelas a las flores silvestres. La azul como campanitas, verbo y gracia, es un mijo del sol, en pedante "lithodora postrata". Por la misma razón no puse la planta que, en efecto, no se aconseja consumir sistemáticamente. Lo de que sabe un poco a anís lo he comprobado.
    Pongo la entradita enseguida, con tu comentario; a ver si esta vez arranca

    ResponderEliminar
  3. Es verdad la stevia la utilizan mucho para adelgazar y funciona muy bien.
    Saludos

    ResponderEliminar
  4. En realidad no es para adelgazar, como edulcorante, forma parte de la batería que sustituye al azúcar

    ResponderEliminar