Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

miércoles, 26 de junio de 2019

Nostalgia de las odas luisianas y cabo de romance




La contemplación de la belleza o, mejor, la sensación de naturaleza inabarcable, es lo que dicen estos versos, que recuerdan la noche estrellada de fray Luis. Me cuentan mis viejos alumnos que yo estaba obsesionado por las odas luisianas y que a ellas dedicaba demasiado tiempo en las clases. Seguro que es verdad, a lo que significan les sigo dedicando demasiado tiempo.

 
Aquella vez era en la bahía sur de la isla de Hainan, la isla que cuelga de China, como si se tratara de una gruesa lágrima de tierra. Recorrí prácticamente toda la isla, y en la parte sur, donde está el centro turístico de Sanya, me detuve en la bahía del diente del dragón (Yalongwan 亚龙湾), de aguas limpias y abiertas. De vegetación tropical.




































[Para volver a los versos. Nostalgia de Fray Luis]

tantas veces       mirando aquel misterio
jardinero que fue       de las estrellas
nocturnos     que despiertan    si la noche
y en brazos de la luna     se despliegan

nocturnos       que renuevan los sentidos
que cantan los silencios       y los tensan
abismos de ignorancia     que se saben
nos miran      desplegados     y nos sueñan

y luego     entonces     y después     así
se apagan     sin dejarnos     o se alejan
un perfume de noche        queda abierto
soledad      se desnuda     más intensa

tantas veces    creí     que     al fin     aquello
tantas veces creí      que aquello     era


 En el hotel en donde me alojo suelo escuchar por las noches a parejas o grupos que cantan e interpretan música, incluso en el comedor. Lo que me ha llamado la atención es la frecuencia con la que cantan en español, algunas canciones muy determinadas. Sin letra he escuchado "España cañi" en una fiesta nocturna; pero las letras suelen ser las de "Bésame mucho", "Quizá quizá quizá", etc. que si uno se acuerda de intérpretes como Nat King Cole (¿se escribirá así?), Lucho Gatica, etc. a la memoria se le vienen nostalgias de años viejísimos.


El romancillo irá envuelto en plantas, flores y paisajes tropicales; la primera es conocida, habita los hogares europeos –con calefacción– pero se mezclan con otras más singulares. Provocado por estas letras –la isla en la que estoy queda muy lejos de todo lo que sé– hete aquí que el vate se va a un romance, de los que hace tiempo escribí –y publiqué– una veintena, como los de antaño "líricos", casi de pasión. Eso merece algunos pétalos en el suelo y un par de flores.

 
Creo que es una especie de reacomodo espiritual: no hay gente más casta que la población china acomodada y burguesa, aunque luego tengan sus "qués". Y en el sitio donde descanso se nota sobremanera lo de que a China ha llegado el dinero pero no la civilización, lo que no es del todo un juicio negativo, porque la población china a la que no ha llegado ese feroz mercantilismo mantiene valores que ojalá nunca se pierdan. Se perderán, porque la civilización ha entrado de mano de McDonals, Starbuks, Nestle, Adidas, Zara, Ferrari, Mercedes..... y otros poderes, que arrasan con todo lo que hay y dejan a la población partida entre ricos y pobres. La perorata merece un puñado de ramos:

 

Bueno. Va el romance, que seguiré adornando con una colección de árboles y flores tropicales, nada extrañas para el que haya pasado algunas de sus vacaciones en las islas Canarias. Los setos normales, kilómetros de buganvillas, como en Yunnan.


pues esto va de romance
todavía los escribo
al recordar cómo miras
cuando sabes que te miro
en tus ojos almendrados
tantas veces me he perdido
marcharme de allá no quiero
memoria sé del olvido
por eso van las palabras
en romance paladino
lo que quieren lo que dicen
es bien simple es bien sencillo
cada vez que con tu nombre
otra vez vuelvo contigo
que adonde quedan tus ojos
me devuelven los caminos
quiero que no te vayas
dejar tu cuerpo en el mío
sentir que cerca que dentro
una culebra de gritos
se crecen mientras recorren
la seda de tu quejido
sin saber ni lo que piensan
ni por qué tanto te has ido
mientras los sueños trasiegan
cruzan la cruz del camino
que lleva a ninguna parte
luz de susurro y de grito
oscuridad del deseo
en la cueva ha florecido
ni sabe la piel qué siente
ni sabe lo que ha ocurrido
aunque barrunta que entonces
es cuando cobra sentido
todo lo que y lo que cuanto
sendas campos montes ríos
travesías para qué
largos viajes sin destino
en la montaña del viento
arrinconado y perdido









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