Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

viernes, 21 de octubre de 2016

otoño para el desorden


El paseante investigador dudaba mucho hoy por la mañana si acudir a terminar un par de trabajos en marcha –el uno en el archivo del Museo Naval, el otro en la Biblioteca del Palacio Real....– o de si entregarse de cuerpo entero al otoño, que después de las últimas lluvias seguramente ha recobrado su identidad en el Retiro. Aquellos trabajos, depositados en artículos, son sobre la historia de las relaciones entre China y España; el pie para tomar la otra decisión me lo dio la plazoleta de las campanillas del Retiro, uno de los pocos lugares que en ese parque recuerda bastante bien sus orígenes al final del último tercio del siglo XVII, pues en el estanque que se formó, y en la isla central, que aun perdura, se colocaron unas campanillas chinas –ya estaba de moda entonces "La China", fue uno de los momentos un esplendor primerizo–.... el pie es fútil, lo sé, pero así satisfacía la querencia del paseante, que adivinaba la llegada del otoño, a pesar de la abstención del PSOE, de las algaradas estudiantiles al tándem Cebrián-González, y de otros alimentos que nos va suministrando el noticiero de los siete millones, con su innumerable sarta de procesos. Espero que se me siga, porque el camino intelectual es harto complejo y de lo que trata la TV y la prensa de los siete millones es de continuar con las rebajas de las entendederas. En el mientras tanto me he suscrito a Diario.es, para rellenar el hueco que me dejó El País, cosa que le he comentado al quiosquero, que aquiesce. Google me subraya en rojo los dos últimos palabros, aunque el primero anda en el DRAE y el segundo es un neologismo de buena compostura, pedante, como hay que ser en tiempos descompuestos. 


Descompuesto no es lo mismo que desordenado. El desorden es una condición de cierta belleza, quizá la mejor, como se podría subrayar acudiendo a la exposición de fauvistas de la fundación Mapfre (en Madrid) o, sucesivamente, a los conciertos de Jazz que organiza el ayuntamiento de la capital, con epicentro en Conde-Duque. O para no enredar mucho más las cosas, leyendo de corrido este breve texto, que no se sabe a dónde me lleva.


Y me fui al Retiro, con una íntima satisfacción de que me iba a "correr las peras" –se está perdiendo el modismo– en horas lectivas. Viernes se había levantado con la melancolía de un veintiuno de octubre, pero se animó mucho el finde en cuanto salí al bulevar y, luego, a poco de entrar en el Retiro, en donde charlé un rato con los jardineros para saber quién se llevaba los piñones que recogía yo otros años. Los jardineros han cambiado su atuendo, del verde claro al verde oscuro de unos jerseys con hombreras, y me aseguraron que ellos no, ni siquiera los que caen a la entrada de los jardines de don Cecilio, muy abundantes. Ya se sabe, son tiempos de crisis y hay hambre: pasa también con los madroños del paseo de coches.

En este banco tengo pensado enamorarme cualquier día
El caso es que para darme un hartazgo de otoño elegí los lugares emblemáticos en donde yo sabía que el atuendo sería la humedad del aire, el barrotillo de los senderos, el dorado de las hojas.... el paseo terminaría en la plazoleta de las campanillas; pero habría de incluir lugares emblemáticos como el palacio de cristal, en donde ya han empezado a dorar los cipreses de los pantanos; el roble de las penas, una especie de santuario para mi condición de versificador melancólico; las esquinas del lago grande, enmarcado entre las fuentes con alcachofa; el Palacio de Velázquez, etc.


 Y eso es lo que cuenta esta breve entrada, ahora que estoy empezando poco a poco a recuperar este blog, porque he visto que la curva de los lectores aumenta discretamente, y porque así introduzco también una nota de desorden y libertad en mis tareas, cosa a todas luces necesaria en los tiempos que suceden y en los que se avecinan.
Tengo que contar, en otra entrada, lo del banco en el que pienso enamorarme.

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1 comentario:

  1. Gracias por haber elegido ir al Retiro y por regalarnos esas fotos una vez más.
    Un poquito de desazón me produjo ver las fotos con los comentarios políticos, pero al final fotos y palabras me trajeron la calma.
    Espero ya la historia de ese banco en el que se piensa enamorar.

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