Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

domingo, 19 de mayo de 2019

Primavera gallega

Primavera cruzaba el alto solar del romancero segoviano, sembrado con todos los matices de verdes y dorados, salpicado de amapolas, y una temprana y exuberante floración de las retamas que bordean la carretera. En el Bierzo, campos de frutales y las primeras cerezas; poco después, los Ancares, majestuosos..... con los montes de León recién nevados. Lluvia y nubes aparecieron a poco de entrar en Galicia, en donde -hacia el extremo de las rías altas- el tiempo se suaviza y se van intercalando los ratos de sol, de nubes, de lluvia....como corresponde a una primavera gallega. 
No quisiera distraer los ojos del festín primaveral que me he dado: las celindas, todas en flor; como, todavía, las camelias blancas; pero creo que al romero que emula la altura del árbol de Júpiter le ha llegado la plaga que asola a los "bojs" (que aquí llaman "mirtos"), devorados por orugas.


El viajero ha ido recogiendo flores -la de los manzanos, las del saúco blanco, el estramonio....- para componer ramos y rodearse de su campo. Mientras lo hacía, trabajaba inútilmente la tierra, indomable en este rincón, lo que aquí se llama “cortar”, al tiempo que encendía la chimenea para refugiarme junto a ella y escuchar música mientras NO VEO el concurso de Eurovisión, uno de los mayores placeres de este sábado, ni escucho la sarta de despropósitos de los políticos. 
Los limoneros no pueden tener más fruto del que tienen, habrá que descargarlos y componer cestas y vasijas con limones.
A media tarde me tomaré un chocolate con churros –los churros gallegos son muy ricos– preludio célebre de la Eurovision que no veré y en donde probablemente alcancemos el último puesto, claro.
flores y capullos del manzano


el estudio del viajero, al que no le queda más remedio que escribir versos
Limones y canela (cinamomo seco, en realidad)
celindas
Camelias blancas encima del piano













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