Cuaderno de pantalla que empezó a finales de marzo del año 2010, para hablar de poesía, y que luego se fue extendiendo a todo tipo de actividades y situaciones o bien conectadas (manuscritos, investigación, métrica, bibliotecas, archivos, autores...) o bien más alejadas (árboles, viajes, gentes...) Y finalmente, a todo, que para eso se crearon estos cuadernos.

Amigos, colegas, lectores con los que comparto el cuaderno

miércoles, 21 de marzo de 2018

Ir de galerías en Madrid

Más de una vez he dicho que en Madrid se puede elegir cada día un lugar distinto en donde ver, escuchar, estudiar.... lo que llamamos el campo de las "humanidades"; y que al cabo del mes uno sigue teniendo la sensación de que le queda todavía mucho por ver o escuchar. Así es, y no porque los madrileños sean personas de formación cultural sólida, ávidos de estar al día o de renovar sus admiraciones en el campo de la creación; al contrario, el madrileño es un tantico paleto y superficial, qué le vamos a hacer, aunque de todo habrá en la viña del señor. 
El regalo ha de venir, en buena medida, del tránsito de turistas, apoyado en ese rosario impresionante de museos y lugares (El Prado, el Thyssen y el CNARS a la cabeza, pero enseguida el MAN, el Romántico, La RA de San Fernando, Cerralbo, Lázaro Galdiano, Artes decorativas, América, Naval, Palacio Real, Conde Duque, Historia de Madrid,.... y así hasta sobrepasar el centenar), que ofrecen casi de todo al visitante. Se mantienen, a veces en precario, pero se mantienen mínimamente.... porque atraen a los visitantes y dan dinero. Bendito sea el dinero para aderezar y resistir con estos santuarios, en los que todavía no se ha cebado el feroz mercantilismo, por ejemplo para convertir sus edificios en solares y venta de apartamentos, bancos de por medio. 


El peregrino, que suele circular por lo que puede, de vez en cuando se echa a la calle para "ir de galerías", lo que para mí es una manera de observar cómo el campo de la libertad –es decir, entendámonos, el del arte– acepta todavía (¡todavía!) espacios acotados en los que se produce la real gana del artista. En Madrid hay medio centenar de galerías, de distribución irregular, en la zona del Barrio de Salamanca (calles Castelló, Claudio Coello, Villanueva....) es donde mejor se siembran, pues es –nuevamente– lugar de dinero. Ese matrimonio es difícil de resolver.


Las galerías ofrecen de todo, desde luego, pero allí se cuece muchas veces la inquietud creadora hacia cualquier dirección; nunca se insistirá demasiado en que el espacio del arte (que incluye la Literatura) está acotado, fuera de las normas morales, sociales, tradicionales, etc. que desde otras esferas se imponen. Hay que conseguir que los legisladores y la extraña tribu de la judicatura reciban cursillos pedagógicos, para que no intenten llevar a tribunales a Agatha Christie –por defender los asesinatos–, a Miró –por dibujar los orgasmos de las cédulas–, a J. Marías –por lasa ideas de sus personajes–; a Ravel –por las escenas no aptas de Daphnis y Cloé;.... Ardua tarea en tiempos pacatos, que estos lo son, la cuña del dinero y otros hábitos sociales, que se cuelan al arrimo de movimientos nobles (el feminismo) están reduciendo los espacios de la libertad. Una corriente de supina imbecilidad recorre todo el país al aliento de los voceros del PP.


Me fui de galerías en Madrid, partí del Palacio de Cristal, en donde no se pueden pisar los nombres de los muertos ("Palimpsepto", de Doris Salcedo), estaban renovando la sala del "Palacio de Velázquez", me detuve en varias galerías del barrio Salamanca, encarrilé por Alcalá (allí, "Ansorena"), subí hacia Cibeles, desprecié "Madrid Centro", "Casa de América", "Cervantes" y "Círculo de Bellas Artes", entre otros; tomé foto de la pulida fachada (se ha limpiado) del "Banco de España"; hice una parada obligada en "Blanquerna" –homenaje a Cataluña– para ver otra exposición pequeñita (la de Ramón Guillén-Balmes, he incluido su "Viento" entre las fotos); no me quedaba dinero para comprar alguno de los libros recientes de poesía (el de Albert García Elena)....; y terminé en "Alcalá 31", con una preciosa muestra de arte de Colombia ("Campo a  través") que me llevó lo que quedaba de mañana  y habré de comentar en otro momento.

En Galerías se puede ver de todo; pero en general lo que hay de más vanguardista confirma, yo creo que definitivamente, la huida hacia todas las zonas marginales –del arte, de la experiencia, del universo....–, y en consonancia con esa huida, la factura mixta e indeterminada del objeto o situación (ya es curioso que tenga que emplear esa disyuntiva) que deja de ser estático o tradicional. Colores, cambios, situaciones.... 
Me despido ––seguiré, como en las novelas– con ese artefacto de "Campo a Través" (de F. B.) que es el resultado de haber empleado una máquina de metal, para rehacerla artísticamente: sigue conservando a intervalos la estridencia de un motor, pues como tal suena.  No les gustaría a los feministas desorientados que se llame "Histeria".... aunque ya tiene unos cincuenta años de edad.


Y así se justifica que las Calatravas, con su fachada mugrienta montada sobre cruces de la orden, haya quedado –a pesar de la desamortización– unida para siempre a ese otro edificio viejo de cien años. Pero esa es otra historia del viejo Madrid, que aprendí leyendo los archivos –impagables– de la real academia de Bellas Artes de San Fernando, ahí al lado, con su preciosa biblioteca remodelada.  
No me dejaron entrar a ver la escalera y el comedor del Casino.




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