Depende
de hacia donde se dirija uno, San Ginés le va ofreciendo calles y rincones más
o menos gratos, salpicados de historia, desde la misma iglesia parroquial hasta
los puntos cardinales que podrían ser: las Descalzas y Callao, la Plaza de Oriente,
La Plaza Mayor y aledaños.... el corazón de un Madrid viejo y variopinto. Se
puede caminar evocando lo conocido –Lope, Quevedo, el padre Victoria...., los
de la lápida–, o recordar otros nombres, como el de Besteiro, cuyas memorias y
cartas finales –desde la cárcel franquista– se guardan autógrafas en la
Biblioteca Nacional, impresionante testimonio del que se ha publicado una
antología, por cierto. O el de Mariano Fortuny, de quien se dice que tomo como escenario la sacristía de la parroquia para pintar "La Vicaría".
Nada más salir de la iglesia al porche neorenacentista, una lonja bastante lograda, con remate muy reciente (mediados del siglo XX), que ocupaba lo que se llamaban antaño el "terrero" y que hubo de ser el cementerio. Nada más salir, decía, la hermosa fachada del edificio de enfrente nos recuerda que alli vivió Ruperto Chapí. Está bien la mezcla, que lo es también en las otras puertas, neorrenacentistas, como la que da a la calle Bordadores, rematada por las armas pontificias. Y en el está bien aludo a la mampostería, la pizarra y el ladrillo, que han sabido reconstruir respetando lo que es la arquitectura madrileña.
Nada más salir de la iglesia al porche neorenacentista, una lonja bastante lograda, con remate muy reciente (mediados del siglo XX), que ocupaba lo que se llamaban antaño el "terrero" y que hubo de ser el cementerio. Nada más salir, decía, la hermosa fachada del edificio de enfrente nos recuerda que alli vivió Ruperto Chapí. Está bien la mezcla, que lo es también en las otras puertas, neorrenacentistas, como la que da a la calle Bordadores, rematada por las armas pontificias. Y en el está bien aludo a la mampostería, la pizarra y el ladrillo, que han sabido reconstruir respetando lo que es la arquitectura madrileña.
Entrada principal, lonja |
Discos viejos y de vinilo |
La animada calle Navas de Tolosa |
Entrada lateral (nerorenacentista) |
Libreria de viejos |
Engaña
San Ginés al paseante, porque es un rincón del Madrid viejo cosido y descosido
mil veces, que guarda sin embargo cierta armonía con ese juego de portadas, una
loggia que en realidad es
neoplateresca (de finales del siglo XIX, 1872) y las lápidas que anuncian que
allí se bautizaron Lope, Quevedo, el padre Victoria.... podría haberse ampliado
la lápida, pues en los archivos históricos san Ginés documenta intensa vida de
corte desde mediados del siglo XVI, y aun para entonces los noticieros de la
época contaban que era una de las viejas iglesias extramuros de las murallas, e
incluso hay quien aventura un origen mozárabe. Son relativamente recientes los
hallazgos de documentación que se remonta al medievo. La que se suele citar del AHN y que remite a 1156 está en entredicho (hay que corroborar la autenticidad del documento, creo que es el que alude a San Isidro). De modo que de allí nos vamos a mediados del siglo XIV, cuando sí que hay un documento fehaciente.
Judas Tadeo tiene muchos fieles |
Lo que sugiere todo este juego de noticias es
que San Ginés siempre estuvo en el centro de la vida de la ciudad, y que
alcanzó algún tipo de esplendor al menos desde unos veinte años antes de que se
declarara corte (circa 1560), pues ya en 1544 se separa del monasterio de San
Martín (AHPM, 14), que a su vez se había segregado del venerable monasterio
benedictino, es decir, que la feligresía iba creciendo según iba creciendo la
ciudad y que San Ginés y sus alrededores fue de los primeros sectores ocupados
y habitados. A veces suena a nuevos ricos, pues el juego documental del AHPM
(mucha hay también en el AHN, en esta serie indico solo la del primero y me limito
a señalar el protocolo en donde se encuentra, mediante “p”.) detecta burguesía
cortesana y muchos artistas –y lo ofrezco casi a palo seco, con su ubicación:
Detalle de la Capilla del Santíimo Cristo, con el Cristo de la Humildad, de Alonso Cano |
En 1544 se separa del monasterio de san Martín (p. 14) que a su vez se había segregado de monasterio benedictino. De 1557 son las condiciones para hacer la sacristia (AHPM, p. 83).– 1562 se entierra Juan Meléndez (p. 400).– 1564 se entierra un espadero (p. 754).– 1571 se manda enterrar el tapicero Pedro de Carrión (p. 746).– 1571 se manda enterrar el pintor Rodrigo de Guernato (p. 746).– En 1575 enterramiento del capitán Antonio Esquivel (p. 459).– En 1580 el cura Damián apaleó al hijo del labrador Francisco de la Morena y le causó heridas en la cabeza, que el labrador le perdonó (p. 571).– En 1582, trabajos del dorador Francisco Gutiérrez y otros (p. 807).– En 1582 allí tenía su enterramiento el dorador Francisco Hernández (p. 1167).– En 1582 la viuda del pintor Cristiano de Amberes funda censo a favor de la cofradía del Santísimo Sacramento (p. 807).– En 1583 se manda enterrar el entallador Pedro de Quevedo (p. 669).– En 1583 se entierra allí Juan de San Juan, alguacil de la casa y corte (p. 24846).– Ya en 1588 funciona una cofradía del Santísimo Sacramento (p. 846).– Enterramiento en 1590 deFelipe Laso (p. 1682).– En 1591 se entierra Pedro Bertén, flamenco, cantor de la Capilla Real (p. 1310).– En 1591 se entierra Antonio Fernández de Victoria, médico de cámara de S.M., en la sepultura de su padre (p. 1804).– De 1594 son las condiciones para ensamblar el retablo por Juan Martínez y Mateo González (p. 1797).– En 1594 se entierra Nicolás de Espinosa, platero (p. 929).– En 1595 se bautizó el hijo de J. de Villanueva y J. Hernández.– En 1598 se entierra a María Manuela, viuda del capitán Antonio Esquivel (p. 932).– En 1599 Rodrigo Pérez de la Huerta, presbítero y capellán (p. 2604).– El mismo año se entierra también Leonor Blázquez de Acuña, viuda del licenciado Rodrigo de Luján (p. 3536).– En 1604 Andrés Pérez y Melchor Quijada, pintor, se conciertan para hacer el retablo de la capilla de Catalina de Salmerón (p. 1048).– En 1605 Juan Zambrano, pintor, cobra dos cuadros que hizo para Catalina de Salmerón y que se pusieron en su capilla (p. 1048).– En 1608 Lucas Hernández, maestro de obras, firma las condiciones para construir la iglesia (p. 2197, f. 1365).– En 1608 se manda enterrar Pantoja de la Cruz (p. 2806, lo publicó Kusche).–1612 José Gaitán, dorador, y su mujer quieren vender la sepultura que allí poseen (p. 3569).– En se entierra Estacio Gutiérrez, pintor y dorador (p. 1864).– En 1614, María del Prado, doncella, hija del doctor Prado (p. 4434).– En 1615 allí tenía su enterramiento y capilla G. de Barrionuevo de Peralta (p. 4223), que creo que es el padre del autor del Barrionuevo los Avisos de Madrid.– En 1618 pie que se le entierre la mujer del platero Juan Arce (p. 4725).– Lo mismo hace en 1619 el espadero Francisco Gutiérrez (p. 4941).– En 1624 lo testa el capellán Francisco de Rojas (p. 3598).– En 1625, enterramiento del platero Alonso Tofiño (p. 2676).– En 1635 testa Jerónimo de Nevares (p. 3697) su enterramiento.– En 1639 entierro de un bordador (p. 6809).– En 1660 se manda enterrar Francisco Morales, maestro del arte de la pintura (p. 7744)....
Capilla de los Barrionuevo |
Lo más interesante puede ser la “capilla del Alma” –así se llamó por el gran número de misas que en ellas encargo García de Barrionuevo de Peralta, fallecido en 1613 a los 93 años de edad; de lo que queda lápida, es el padre del Barrionuevo de los Avisos.
Luego, todo el resto del templo deja una mezcla de oscuridad y pastel rococó en la que es difícil encontrar objetos artísticos de excesivo interés, como lo son El Cristo de la Humildad de Alonso Cano, el escondido cuadro del Greco, los ángeles de bronce y algunas joyas de plata y orfebrería. Recientemente a los pies de la nave central de la capilla del Santísimo Cristo se ha colgado un Ángel de la Guarda de Antonio de Pereda y se han traído algunos otras cuadros interesantes. Y todavía impresiona el Cristo caído (1698) de Nicolás Fumo, a modo de "paso", en una de las capillas. Si las obras de arte bailan, lo que queda es mucho mejor: la colección de rejas de las capillas, la cúpula de la capilla del Santísimo Cristo (es la que se ve desde fuera, al lado de la torre) y lo que no se puede visitar (sacristía, enterramientos, sótanos....)
Alrededor del Arenal de San Ginés –los desniveles del
terreno que se rellenaban con arena – se hicieron construir palacios y
viviendas los cortesanos más poderosos, que así tenían por vecinos al Rey: la
Duquesa de Nájera, la de Olivares, la de Juan de Córdoba y Zelenque (existe la
calle de este nombre), la del Duque de Arcos y Maqueda (donde hoy está el palacio
del Marqués de Gaviria), la del Conde de Fuentes, etc. hasta llegar a la Puerta
del Sol. El recorrido, hoy, muestra otras curiosidades, pues aunque permanece
el nombre de la calle (Bordadores, Hileras, Herradores....) y un cierto y
discreto encanto de casco viejo, predominan las hermosas edificaciones de
comienzos del siglo XX al lado de las casas más viejas, remodeladas, con
algunas lápidas que recuerdan por allí a Goya, Ruperto Chapí, Velázquez....
Bien pudieran haberlo hecho también a Alonso Cano y otros artistas, que tenían
en aquella zona vivienda y estudio o taller, nuevamente en las cercanías de
Palacio.
El visitante hará bien en recoger una guía de capillas, altares, cuadros y demás objetos de culto y adorno, aunque ya he citado lo más interesante. Encontrará más pinturas de José Sánchez Villamandos (frescos) de Antonio de Pereda, Antonio Palomino, José Antolínez, Gerard Seghers, Pieter van Lint, etc.
El visitante hará bien en recoger una guía de capillas, altares, cuadros y demás objetos de culto y adorno, aunque ya he citado lo más interesante. Encontrará más pinturas de José Sánchez Villamandos (frescos) de Antonio de Pereda, Antonio Palomino, José Antolínez, Gerard Seghers, Pieter van Lint, etc.
El
doce de octubre de 1641 Pellicer anota en sus avisos: “La Torre de la Iglesia
de sn Ginés, parroquia de esta corte que estaban derribando para fabricarla de
nuevo, estando a los fines, cayó lo que faltaba y mató a tres personas el
jueves”. Lo recogen todos los cronistas y noticieros, José Antonio Álvarez de
Baena dice que “se derribó toda la iglesia”, lo que no es del todo cierto, ya
que se conservaron algunas capillas. La nueva fábrica se logró en tres años (se
colocó el santísimo el 25 de julio de 1645). Baena documenta para la segunda
mitad del siglo XVII la renovación de la capilla del Santísimo Cristo de San
Ginés (terminada, sobre la bóveda, en 1656), con otras tres imágenes de Cristo
(del siglo XVIII).
A
finales del siglo XVIII Ponz la describe y señala que la escultura del santo
Cristo “es de las imágenes de escultura más mal hechas que hay en Madrid” y, al
describir los cuadros –Ricci, Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia, Claudio
Coello, Lucas Jordán, Carreño....– observa ya “de lo mejor, más expresivo y
bien colorido de Alonso Cano” su original cuadro del Calvario (se le suele
llamar Cristo de la humildad); por
cierto que al granadino atribuye también “en un pilar de los de al lado de la
epístola... en un altarcito, San José con el niño, y en el remate, la
Anunciación, pinturas....” Nada dice de un “pequeño cuadro del Greco” en la
sacristía de la capilla del Cristo, que anota otro cronista en 1815 (Paseo por Madrid o guía del forastero en la
corte) y que ahora es una de las joyas de la parroquia, que se muestra solo
los sábados a los visitantes entre 11,30 y 12, o algo así. Yo no he podido
volver a verlo en ninguna de las ocasiones que lo he intentado, como tampoco el tesoro de la Sala de Juntas, ni el de la
Sacristía. Vaya.
La
última remodelación fue la del año 2000.
En
1824 sufrió un incendio pavoroso “en el que pereció el gran cuadro del altar
mayor, obra de Francisco Rizzi” (Mesonero) y hubo de reedificarse toda la
cabecera de la iglesia, por eso hay que tener cuidado en no seguir atribuyendo
la pintura del altar mayor a Rizzi (me dicen que se restauró, ¿...?), del que sí puede ser el boceto que se
conserva de la vieja pintura, y que se expone en altar lateral. Es probable,
como dice Tormo que todo se repusiera y rehiciera durante esos dos siglos, de
lo que hay escasa noticia, por lo que hay que ver y adivinar casi todo; el
historiador, en 1927, alababa como lo mas bello “los tres retablos, tan
clásicos, de la cabecera, bajo Fernando VII” y se detiene en la descripción de
la capilla del Cristo, en donde por ejemplo los cuatro ángeles en bronce con
instrumentos de la pasión, atribuidos a los Leoni, que ahora ya se dan
tajantemente como de ese taller. Tormo es quien identifica el Greco, la mejor
de las Purificaciones del Templo, en
la salita de juntas a la que se accede subiendo desde la sacristia, etc. Y los
diez tapices flamencos del s. XVI, que yo no he llegado a ver ni a saber en
dónde paran. Alguien me lo dirá, pues tengo concertada fecha para visitar el
archivo.
Torre y chapitel, muy madrileños, sirvieron de pararrayos y obraban el milagro de iluminarse, por un efecto natural.
De 1541 es la extensión de la parroquia de San Luis Obispo
de Toledo, cuyo edificio nuevo se comenzó en 1679 y fue terminada en 1689 por
el maestro Tomás Román. Añadamos alguna nota bibliográfica antigua, para devotos: Angulo Velasco Triunfos festivos.... santo cristo de San Ginés (1656).
Se suele atribuir el trazado primitivo, al menos de la capilla del Santo Cristo, a Jerónimo Herrera Barnuevo –desde luego hay documentación en el AHPM al respecto; en todo caso la fachada es de José María Aguilar (18701872) y una de las últimas restauraciones importantes (2000-2001) se debe a Eduardo González Mercadé y Carlos Jiménez Cuenca (p. 7682).
Hace poco estuve en la Casa Museo Lope de Vega y en la visita guiada dijeron, si no recuerdo mal, que el capitán Alonso de Contreras estuvo alojado en una de las habitaciones del segundo piso. Creo que los dueños de las casas de dos plantas debían reservar una habitación para soldados o enviados del rey. Precioso y muy interesante el reportaje, Pablo, me ha encantado. ¡Gracias!
ResponderEliminar