Unas bragas colgadas en el patio
–ese vecino no tenía dama–:
me he encontrado al subir el ascensor
una dulce y bella ecuatoriana.
Las cosas de esta casa van mejor:
otra vez la del cuarto, separada,
se estuvo con las luces encendidas,
una noche de rock y de jarana.
Y el triste adolescente del primero
que solo de mirar se sonrojaba
se besa con la chica del portero
y se ha llenado de piercings
la cara.
Esta casa ya va como
la seda.
La morena del quinto, ¿está casada?....
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