Si al salir del Centro de Arte Reína Sofía, a la izquierda, uno se encamina por la calle Santa Isabel, tras cruzar la primera bocacalle en dirección a la plaza de Antón Martín, se bordea una serie de edificios que son, sucesivamente, el convento, la iglesia y el colegio de Santa Isabel, que he intentado visitar –inútilmente– durante los últimos años, pues aunque al parecer dependen del Patrimonio Nacional –y algo de nuestros dineros se llevarán–, mantienen estatutos especiales, tan especiales, que no es posible ver nada de nada. Pensaba contar el anecdotario, pero creo que no merece la pena conceder espacio a la mezquindad –espero que sea solo eso–. El complejo que he descrito parece pertenecer, además, a lo que se llama el "opus dei". Me voy a la historia.
Porque si hay un centro del que haya podido reconstruir su historia e indagar avatares es Santa Isabel-, lugar que, por otro lado, acumula anécdotas y leyendas desde las primeras crónicas.
Todos los que hablan de sus orígenes cuentan que fue fundación de una bellísima dama, Prudencia Grillo, algo casquivana, cuyo amante murió en la Invencible (y hay una leyenda de que se la aparece, mueve las cortinas y los cajones de la habitación). La dama se recogió, tomó como confesor a fray Alonso de Orozco –a cuyo entierro asistió Quevedo (y lo contó, conmocionado); y se instaló en una casa de la C / del Príncipe con las agustinas agustinas recoletas que se trajo de Ávila. Cuando fue visitarlas la reina Margarita –devota de las agustinas, ya desde Valladolid–, observó que en aquella casa de recogimiento se escuchaba una “pavana” y le alarmó: era la música de los comediantes, ya que lindaba con un teatro (el corral de la Pacheca); entonces decidió trasladarlas a la calle Santa Isabel, y reorganizando su estructura y encomendándolo al Capellán Mayor del Rey
Hasta 1639 no se puso la primera piedra –cuatro arcos torales y una magnífica media naranja–; bajo la dirección de Gómez de Mora y Lázaro Goiti. La iglesia fue renovada en 1766 (lo cuenta Baena). También se ha relacionado alguna de sus estancias anteriores con la Fábrica de Tapices de Santa Isabel (Las Hilanderas, de Velázquez). Allí estaba, con otras joyas de nuestro arte, el grandioso cuadro de la apoteosis de la Inmaculada, de Ribera (1644), y se dice que posteriormente hicieron las religiosas que Claudio Coello repintase la cabeza de Nuestra Señora, por haber creído que la que hizo el Españoleto era retrato de una hija suya (Ponz); y obras de Palomino, etc. Se quemó en 1936. Un relato interno de lo que pasó en los últimos tiempos se encuentra en
Hoy pertenece al opus dei, como se puede ver en
http://opusdeimadrid.es/iglesia-de-santa-isabel.html
Yo leería con cautela esos relatos, en los que se mezcla historia con devoción e interpretación.
Ya he dicho que lo he intentado visitar varias veces, en vano. El viernes santo (2011) pude entrar a la iglesia, con muchas imágenes tapadas, claro, y desprovista de casi todo. Hice una foto, que es la que va en esta entrada, del interior. No he podido confirmar nada de la abundante documentación que he allegado, mucha proveniente del Palacio Real, otra del AHPM, otra de la BNE. También intenté ver el colegio, sobre todo para acceder a la huerta y los árboles –el tiempo a veces se mide por los árboles– pero me expulsó de malas maneras un "director" –a pesar de que me identifiqué y le enseñé las dos fotos que tomé, que también van en esta entrada–. ¿Se habrán vendido los cuadros, joyas, muebles, libros y documentos? ¿Se habrán destruido elementos arquitectónicos, decorativos?
Entrada y torno del convento |
Son muy valiosos, por su relativa cercanía, los inventarios de 1945 (C 2298/27) y de 1954 (C 2738/36), en el archivo del Palacio Real. Allí se dice, por ejemplo, que había cuadros que “procedían del hospital de Nuestra Señora de Monserrat”.
Patio del Colegio |
Las historias sobre su fundación y primeros años –muy interesantes– dicen que el convento fue promovido por el Cardenal Quiroga en 1592, en las casas de Antonio Pérez, y llevado a cabo por Acevedo –el burgalés– y Loaysa –el limosnero mayor– en 1595. La fundación ha de ponerse en relación con todo el movimiento promovido por Pérez de Herrera con su Amparo de pobres. Consta en algunos momentos que allí se recogían también las mujeres de "mala vida".
Hay un inventario de 1601, pero los objetos se enumeran sin autoría, excepto una predicación de San Anonio, de Lucas Jordán. Todas las escrituras que he visto recalcan “en las casas que nombran de Antonio Pérez”. El Cardenal Quiroga testa en 1610, y en su testamento se alude a Santa Isabel. La verdad es que haría falta reunir toda esta documentación dispersa y trazar correctamente la historia. En fin, mi fotografía, que muestra bien su origen, es del mamotreto que dice Inventario de bienes de la iglesia y del colegio de Santa Isabel, año de 1601 [y] qüentas aprobadass de 1595 a 1665. Entre los firmantes que revisan y aprueban las cuentas, muchos conocidos: Álvaro de Carvajal, Tribaldo de Toledo (firma en 1612), Fernando de Villafañe, etc.
Última foto que pude tomar antes de que me expulsaran del cole |
El libro remata con un precioso inventario de 1609 (en términos de “Retablo de la Anunciación", "retablo flamenco", "tabla de la Magdalena", etc.) que termina con 30 libros, de devoción. Pero, ¿cómo saber si todo esto está –y cómo– si lo más que he podido es hablar con una ¿señora/monja/epiceno? que se llamaba Leticia a través del torno del convento, una mañana a las 11 ("visitas de 10 a 12", decía el cartel), y que me pidió que escribiera a Patrimonio –ella era, al parecer, la destinataria de esa petición– indicando qué es lo que quería ver?
–"Quiero ver lo que hay debajo del púlpito; lo que queda del retablo de la Magdalena; a la Magadalena, si la tuvieran; los árboles del huerto; a la novicia que se escondía detrás de la celosía la mañana del viernes santo, limpiando sacristias...."
Sobre todo a la novicia.
Y enfrente, a pocos metros, un hermoso edificio "ocupado" y convertido en comuna, en el que se ha colgado ese hermoso cartel, para que lo lea mi novicia. En honor va de todos los que no me dejaron ver los cuadros de Alonso Cano, de Murillo, de Ribera....