Acabo de recibir el librito de Reyes Coll Tellechea sobre Lazarillo castigado. Historia de un olvido. Muerte y resurrección de Lázaro (1559-1573-1844), publicado por Ediciones Orta (2011), que recomiendo a todos los que se hayan zambullido en la compleja historia de la trasmisión de textos –e ideas– impresos durante el siglo XVI europeo.
No es justo resumir en una sola frase su centenar de páginas; cierto es, sin embargo, que en muchos momentos me recordaba la vieja conferencia de Moñino –de finales de los años sesenta– sobre construcción crítica y realidad histórica, en el sentido de que los historiadores reconstruyen una realidad que no se corresponde con los datos de la época: la picaresca –por ejemplo– no triunfó cuando el siglo XVI y el XVII se dieron la mano (1599, primera parte del Guzmán de Alfarache, y a partir de ahí las restantes obras de ese género) y entonces se recobra el viejo Lazarillo (reeditado en 1602) como germen; en realidad lo que se lee hasta finales del siglo XIX es el Lazarillo “castigado”, la edición de 1572.
En ese contexto, el libro de Reyes Coll-Tellechea traza muchas idas y venidas hacia una historia complicada que suscitan en el lector inquietudes, preguntas, etc. En su momento yo objeté a la vieja tesis de Moñino, y hasta publiqué dos paginillas (en una revista checa, Philologica praguense, y en otra norteamericana, Ideologies and Literature), intentando ajustar que la recepción y banalización de la tesis de Moñino no se convirtiera en disparate. Se convirtió en disparate que adorna los gorgoritos de la academia, con pocas posibilidades de enmienda. Es verdad que la poesía del siglo XVI (y quizá también la del s. XVII) no se publica, no se imprime, habitualmente hasta mucho más tarde; pero no es verdad que el historiador actual de la literatura peninsular realice una reconstrucción crítica falsa, al ir más allá de los datos de impresión y difusión: el historiador cumple su delicada misión porque recupera cabalmente el proceso de creación poética. Es verdad que fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Cetina, Garcilaso, etc. no imprimieron sus poesías; pero sí que las escribieron, sí que las crearon en el momento y las circunstancias que el historiador dice. Y recuperar el sustrato ideológico quizá sea más importante que atenerse a la difusión impresa. Etc.
Creo que la publicación de este precioso librito se ha cruzado con la del artículo propio que descansa ya a la vista del interesado en
http://www.edobne.com/manuscrtcao/sin-que-de-mi-nombre-quede-otra-memoria/ en donde se señalan muchas pistas documentales. Doy la referencia completa, pues, para seguir orientando la investigación.
En fin, no querría volver al Lazarillo, obrita sobre la que aun conservo documentación abundante –y preciosa–, al menos mientras Mercedes Agulló –con la que ayer hablé sobre estas cosas– vaya dando a conocer nuevos datos, algunos de los cuales, me dice, están a punto de salir. Pero sí que voy a completar la ficha de uno de los datos que cita Reyes Coll, agradeciéndome su uso, ya que yo no lo había citado antes y el investigador puede necesitarlo. En efecto, el año pasado viajé a Londres para ver, fundamentalmente, en la British Library el ms. add 28358, II, que contiene la espesa documentación provocada por el círculo de secretarios y eruditos que rodeaba a Felipe II, desde Lisboa. Zúñiga Velasco, Páez, los Dantisco.... La documentación abarca de 1582 hasta 1586, aunque las referencias cronológicas se van, como es lógico, también a los años anteriores. Algunas son originales, firmadas por el rey, las más por sus secretarios, otras copias. Lamentablemente la documentación es extensa y la maravillosa nueva British Library ha pensado en casi todo menos en facilitar el trabajo al humilde investigador venido de lejas tierras, pues no hay opción a obtener copia, reproducción, etc. de aquellos documentos si no se paga el sueldo de un par de meses. ¿Se habrá convertido la investigación en cosa de ricos, también? La otra opción es la de quedarse tres o cuatro días más en Londres copiando todo aquello –yo estaba, además, viendo autógrafos del padre Mariana–, lo que encarecería aun mucho más la encomienda. De manera que opté por leerlo, sacar notas y pedir la caridad a algunos de mis alumnos viajeros de que cada vez que pasaran por Londres me copiaran un par de páginas y me compraran unos calcetines en las rebajas. Muy mal. En ese precioso manuscrito, al final, hay una carta de 1645 y, antes, otro largo documento que detalla e inventaría los bienes heredados por Felipe II de Diego Hurtado de Mendoza. He utilizado ese inventario, noticias y párrafos diversos, en algunos artículos anteriores, por ejemplo, he citado la glosa al inventario que matiza que un ídolo de oro lo tomó en junio de 1576 el Rey para dársel al príncipe don Fernando (f. 77).
La parte esencial tiene veinte páginas (f. 67-86) y uno de sus párrafos, el que define la documentación, dice así: Por quanto auiendo don Diego hurtado de mendoça comendador de las casas de Calatraua de la horden de Alcantara por su testamento dexadonos por su vnico y vniuersal heredero y nos a suplicacion de sus testamentarios aceptado la herençia y nombrado por administrador de lla a Antonio graçia nuestro secretario y por su muerte a Hernando de Biruiesca mi guardajoias para que tomase qüenta a dicho secretario… por muerte del dicho… nombramos por administrador della a Juan Lopez de Velasco nuestro criado y le dimos comissión para tomar qüenta de la dicha herençia… y él la tomó a uso doña Maria de Moscoso, muger del dicho… como heredera suya en la forma siguiente....
Sigue el Cargo de bienes muebles / retratos de mármol y Xaspe que se recibieron de Antonio Graçian, y pintura, y otras cosas. La Data de los dichos bienes va firmada en Nuestra Señora de Guadalupe a 22 de abril de 1580. Los epígrafes van enumerando: ....carga de camafeo y otras cosas / Cargo de entre piezas y chapas de oro / Cargo de Auito de oro / Cargo de ydolo de oro / cargo de retablo de otras pinturas / cargo de bufete / Cargo de repostero y otras cosas / Cargo de sello / cargo de marauedis (que incluye todas las mandas). El documento se fecha en Lisboa a dos de junio de 1582.
Merecería la pena que se expusiera y publicara de modo más completo.
Creo que la publicación de este precioso librito se ha cruzado con la del artículo propio que descansa ya a la vista del interesado en
http://www.edobne.com/manuscrtcao/sin-que-de-mi-nombre-quede-otra-memoria/ en donde se señalan muchas pistas documentales. Doy la referencia completa, pues, para seguir orientando la investigación.
En fin, no querría volver al Lazarillo, obrita sobre la que aun conservo documentación abundante –y preciosa–, al menos mientras Mercedes Agulló –con la que ayer hablé sobre estas cosas– vaya dando a conocer nuevos datos, algunos de los cuales, me dice, están a punto de salir. Pero sí que voy a completar la ficha de uno de los datos que cita Reyes Coll, agradeciéndome su uso, ya que yo no lo había citado antes y el investigador puede necesitarlo. En efecto, el año pasado viajé a Londres para ver, fundamentalmente, en la British Library el ms. add 28358, II, que contiene la espesa documentación provocada por el círculo de secretarios y eruditos que rodeaba a Felipe II, desde Lisboa. Zúñiga Velasco, Páez, los Dantisco.... La documentación abarca de 1582 hasta 1586, aunque las referencias cronológicas se van, como es lógico, también a los años anteriores. Algunas son originales, firmadas por el rey, las más por sus secretarios, otras copias. Lamentablemente la documentación es extensa y la maravillosa nueva British Library ha pensado en casi todo menos en facilitar el trabajo al humilde investigador venido de lejas tierras, pues no hay opción a obtener copia, reproducción, etc. de aquellos documentos si no se paga el sueldo de un par de meses. ¿Se habrá convertido la investigación en cosa de ricos, también? La otra opción es la de quedarse tres o cuatro días más en Londres copiando todo aquello –yo estaba, además, viendo autógrafos del padre Mariana–, lo que encarecería aun mucho más la encomienda. De manera que opté por leerlo, sacar notas y pedir la caridad a algunos de mis alumnos viajeros de que cada vez que pasaran por Londres me copiaran un par de páginas y me compraran unos calcetines en las rebajas. Muy mal. En ese precioso manuscrito, al final, hay una carta de 1645 y, antes, otro largo documento que detalla e inventaría los bienes heredados por Felipe II de Diego Hurtado de Mendoza. He utilizado ese inventario, noticias y párrafos diversos, en algunos artículos anteriores, por ejemplo, he citado la glosa al inventario que matiza que un ídolo de oro lo tomó en junio de 1576 el Rey para dársel al príncipe don Fernando (f. 77).
La parte esencial tiene veinte páginas (f. 67-86) y uno de sus párrafos, el que define la documentación, dice así: Por quanto auiendo don Diego hurtado de mendoça comendador de las casas de Calatraua de la horden de Alcantara por su testamento dexadonos por su vnico y vniuersal heredero y nos a suplicacion de sus testamentarios aceptado la herençia y nombrado por administrador de lla a Antonio graçia nuestro secretario y por su muerte a Hernando de Biruiesca mi guardajoias para que tomase qüenta a dicho secretario… por muerte del dicho… nombramos por administrador della a Juan Lopez de Velasco nuestro criado y le dimos comissión para tomar qüenta de la dicha herençia… y él la tomó a uso doña Maria de Moscoso, muger del dicho… como heredera suya en la forma siguiente....
Sigue el Cargo de bienes muebles / retratos de mármol y Xaspe que se recibieron de Antonio Graçian, y pintura, y otras cosas. La Data de los dichos bienes va firmada en Nuestra Señora de Guadalupe a 22 de abril de 1580. Los epígrafes van enumerando: ....carga de camafeo y otras cosas / Cargo de entre piezas y chapas de oro / Cargo de Auito de oro / Cargo de ydolo de oro / cargo de retablo de otras pinturas / cargo de bufete / Cargo de repostero y otras cosas / Cargo de sello / cargo de marauedis (que incluye todas las mandas). El documento se fecha en Lisboa a dos de junio de 1582.
Merecería la pena que se expusiera y publicara de modo más completo.
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