Del puerto ya no sale el viejo barco
para buscar destino en mar abierto,
quebró sus ilusiones la tormenta,
o fue quizá el cansancio, quizá el tiempo;
el marinero otea el horizonte,
conoce bien la rosa de los vientos,
cómo cambia la luz de amanecida,
lo que quieren decir las nubes lejos;
no saldrá el barco, quedará varado,
sin cruzar otro mar que el de los sueños,
navegando hacia viejos horizontes
que trazaron los surcos del recuerdo.
Coronado de ruidos y de espumas
azul queda detrás el mar y ajeno.
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