Pero antes de irse, muy lejos, se da un largo paseo por el jardín y va fotografiando por aquí y por allá. Mi compañero de jardines, Gabriel, ha fallecido hace un par de meses, este año; y el nuevo mantenedor ha arrasado –en Galicia dicen "limpiar"– con casi todo lo que no sobresalía un par de metros. Así se fueron los heliotropos, las lavandas, los campos de torongil (hoy lo llaman melisa), los arbustos de los abruños, etc.
Durante el último paseo he comprobado que la mayoría de las cosas vuelven a brotar, diminutas, entre zarzas, ortigas, lombritias, menta silvestre.... Mientras completaba el paseo, he visto que los arrayanes (mirtos) ya han empezado a echar flores blancas, de olor muy delicado. Y otras muchas cosas, que van en la colección de fotos, el tejo dorado, la primera foto, que ya siente el abrazo de un acebo; las hortensias azules, que nunca planté; el cornejo sale de flor y va a frutos; los campos de toronjil y menta silvestre, el pequeño nogal que ya prepara su primera cosecha para este otoño....
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el tejo dorado, ya anda por los 4 metros |
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la flor del arrayán |
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El arrayán se curva, para obligarle a formar un arco |
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el cornejo, restos de flores y primeros frutos |
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el cornejo |
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las hojillas del heliotropo está rebrotando de los troncos leñosos, cortados |
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el lugar donde florecía el heliotropo, que perfumaba todas las habitaciones |
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hortensias azules, que nadie había plantado |
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En las dos fotos de arriba, el toronjil (melisa), rebrotando por todos lados |
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el árbol de los faroles |
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rama floreada del árbol de los faroles |
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el tronjil se mezcla con la menta silvestre (en esta y en la siguiente) |
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un nogal joven, de apenas dos años plantado, ya dará nueces |
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