lunes, 26 de mayo de 2014

A las seis menos veinte de la tarde

Ayer me enamoré, a las seis menos veinte,
en un descuido tonto de la tarde,
confabulada con una viejísima
canción de dylan y con unos ojos

claros que me pillaron con los míos
sin protección, a lo que salga alzados;
y aquello fue un desastre, la verdad,
para mis planes de llegar a ser

un prestigioso intelectual sereno
al que no afectan esas bagatelas
y deambula entre temas metafísicos
sin reparar en tales nimiedades.

Imagino esos ojos entornados
en el momento de aceptar el beso.

El muy especial tronco del árbol del amor o de Júpiter

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