miércoles, 29 de agosto de 2012

Santiago de Compostela




Una novia, una buena novia para
meternos mano por las noches,
de vuelta por la calle que bordea
los capuchinos, con recodos mal

iluminados, poca gente y lluvia
buscando desnudar nuestros cuerpos,
mientras las piedras de los muros brillan
y las manos encuentran la piel tibia

suave escondida de repente abierta
húmeda.... en tanto la ciudad se esconde
en las niebla que las farolas posan
sobre las ramas de los liquidámbares.

Santiago, niebla y piedras y sin dama.
Tantas cosas que no hice en esta vida.






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