sábado, 18 de junio de 2011

En bici, con la UAM, al botánico


 Un cierto alivio produce, de vez en cuando, poder comentar –con simpatía– iniciativas de la universidad en la que trabajo, desde hace más de treinta años, y cuya demoledora decadencia y putrefacción tantas veces he lamentado. De manera que me fui con este grupo
mirto o arrayán

al botánico en bicicleta, y allí disfruté de la explicación histórica de Jaime Branchi (¿lo he escrito bien?) y de unos cuantos paseos al caer de la tarde. 

Vi algunas cosas nuevas –que todavía no había visitado– como la colección de bonsais que Felipe González regaló; o como ese enorme mirto –arrayanes– que, aun estando a la entrada, no había reparado en él, y que soluciona algunos comentarios del Polifemo de Góngora, por ejemplo.
Y eso sí, me entretuve admirando a esos lirios tan peculiares ("Hemerocallis fulva" o lirio de día), que viven eso, un día, pero que antes de morir, ya ajados, ven crecer a los nuevos, y así sucesivamente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario